El próximo martes, Estados Unidos elegirá al mandatario más poderoso del mundo. Demócratas y Republicanos irán a las urnas, en un ámbito de polarización muy marcado socialmente.
La difícil recuperación del país, sumado a las violentas protestas en diferentes ciudades, ha hecho que el preámbulo de estas elecciones haya estado marcado por una ruptura ideológica notoria.
Muchos culpan a Donald Trump de “echarle leña al fuego” en esta situación. Pero, ¿y si le dijéramos que no es así?
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