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¿Ser buena papa?


El campesinado colombiano se está enfrentando a una situación complicada. Según cifras del Ministerio de Agricultura, para 2018 el país producía casi 2´700.000 toneladas de papa[1], los cuales salían al mercado con un precio estimado de 50.000 pesos (13,72 USD) por bulto. Hoy, el desplome de los mismos ha situado la cifra en 7.000 pesos (1,92 USD), lo que tiene a los paperos pidiendo auxilio del gobierno.

Y no es de extrañarse. Esta ha sido una constante en la actualidad de nuestra economía feudal. A las agremiaciones colombianas les gusta hacerle el quite a la competencia presionando al gobierno de turno para que los privilegie con regulaciones e intervencionismo en contra de todo lo que venga de afuera. Si no son los paperos, son los cafeteros. Y si no, son los transportadores o incluso, hasta los taxistas. Como siempre, los que terminamos pagando los platos rotos, somos los contribuyentes.


Las medidas que piden los gremios, apalancándose es su gran influencia burocrática, mutan en diferentes figuras como pueden ser subsidios, controles de precios, trabas a las alternativas tecnológicas u obstáculos a la inversión extranjera. De esta manera se busca que el Estado, nos obligue a todos a comprarles a ellos y, por consiguiente, apagarles el incendio.


Hoy el mercado papero del país tiene una sobreoferta del producto, lo que ha generado que los precios se encuentren por el suelo. Esto se debería traducir como una excelente noticia para la gran mayoría de los colombianos, puesto que en el mundo real significaría permitirle a muchísima gente poder comprar un poco más de alimentos o aumentar su capacidad de ahorro.


Así mismo, los propietarios de restaurantes también podrían adquirir más papa a un menor costo, abriéndose a la posibilidad de ofrecer mayor diversidad en el menú y aumentar la calidad de su oferta.


Que la gente pueda llegar a fin de mes con más dinero en el bolsillo, debería ser el objetivo de toda reforma económica. Esta vez, fue el mismo orden espontáneo del mercado, el que está haciendo esa tarea. De modo que se está beneficiando a la población más vulnerable de la sociedad, que al no gastar tanto en papa como tenía presupuestado, podría comprar más carne, más arroz, más cebolla o incluso, hasta podría pagar con mayor holgura el transporte público.


Es normal que escuchemos entonces que defender la libertad de consumo responde exclusivamente ante los intereses mercantiles, por encima de la dignidad del campesinado. Algo propio de los “desalmados” capitalistas, los mismos que son capaces de analizar la situación desde la óptica e interés del consumidor, sin ponerse en los zapatos del productor. Finalmente ¿quién le dará alimento a las 100.000 familias que hoy comen gracias al cultivo de papa?


Bueno, las opciones son infinitas. La tierra no es egoísta, y de donde viene la papa también vienen cientos de alimentos más. Así mismo, ¿Qué le impide al sector del agro innovar en otro rubro?, ¿Quién les prohíbe diversificar su oferta, sea en agricultura o no?, o ¿Qué evita que aprendan alguna carrera técnica o un curso en línea? Al fin y al cabo, el desfalco en los precios nos pone más “platica” a todos en la billetera.


Y más de uno podría decir que es gente pobre, sin la oportunidad de adoptar alguna de estas medidas. Pues en ese caso, el Estado ya tiene mecanismos de atención para auxiliar a esas personas. El Sisbén, por ejemplo, otorga subsidios a gente que lo necesita, sin distinguir si siembran papa, café, lechuga o tomate. El asunto clave está en primar las necesidades humanas de las personas individualmente, en lugar de sus trabajos, los cuales viven constantemente sujetos a cambio al interior de una economía.


Los beneficios a los gremios son un mensaje erróneo respecto al poder que estos vienen evidenciando sobre el aparato productivo del país. Más aún si hablamos de un rubro importante como lo es el sector primario. Concorde a números del Banco de la República, la agricultura representa un 6,3% en el PIB del país[2], y la papa es el cultivo que menos aporta a dicho porcentaje con tan solo el 11,2% de la participación, ubicándose detrás del huevo (13,4%), el arroz (20,9%), el maíz (29,4%) y el plátano (35%).


Entonces, imagínese. Si a cada protesta gremial le estamos dando tanta relevancia en la agenda pública, vamos a terminar privilegiando a muchísimos grupos de interés, lo que nos dejará un mercado supremamente regulado. A esto sumémosle que el sector primario solo representa el 3% del PIB mundial, y en los países ricos es donde menor relevancia tiene: En Estados Unidos no llega a ser el 1,3%[3] del producto interno bruto, en Japón es del 1,2%[4], en Alemania del 0,7%[5] y en Reino Unido del 0,5%[6].


Que tal entonces si nos alejamos de ese debate tribunero que se ufana de defender al campesinado, imponiéndonos a todos medidas rescatistas que solo sirven para manipular la competencia en beneficio de unos pocos. ¿Qué tal si nos centramos en aquello del valor agregado? Nadie nos ha dicho que la única forma de competir es en precio. Innovemos. Los países ricos viven de eso.


Obligarnos a todos a comprar alimentos más caros para satisfacer la opinión pública, no es ser “buena papa”.




[1] Cfr. https://www.minagricultura.gov.co/noticias/Paginas/La%20producci%C3%B3n%20de%20papa%20en%202018%20podr%C3%ADa%20llegar%202%20millones%20690%20mil%20toneladas.aspx Consultado el 16-11-2020. [2] https://www.banrep.gov.co/es/recuadro-2-coyuntura-del-sector-agropecuario-colombiano#:~:text=En%202017%20el%20sector%20agropecuario,interno%20bruto%20(PIB)%20nacional.&text=La%20producci%C3%B3n%20de%20ca%C3%B1a%20de,6%25%20desde%20el%20a%C3%B1o%202000. Consultado 16-11-2020 [3] https://www.nytimes.com/2018/03/13/dining/fruit-vegetables-imports.html [4] https://noroexconsultores.com/noticias/situacion-economica-de-japon/#:~:text=Seg%C3%BAn%20los%20%C3%BAltimos%20datos%20disponibles%2C%20el%20sector%20primario%20supone%20el,72%2C24%25%20de%20empleados. [5] https://www.extenda.es/wp-content/uploads/2017/12/ficha_alemania.pdf [6] https://www.uvigo.gal/opencms/export/sites/uvigo/uvigo_gl/DOCUMENTOS/intenacional/eures/ficha-mercado-reino-unido.pdf

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